Sobre los sacrílegos y sus sacrilegios parte VII


Perdón por mi tardanza en volver a aparecer aquí, pero sin duda esta sección de los sacrílegos, por mucho que queramos, siempre nos traerá nuevas y jugosas historias;  y el (adi)poso navideño , me ha hecho recordar un evento que me aconteció en verano de este año pasado, aquel día que ganamos a Francia en la Euro2012, aquel día que Xabi Alonso marcó dos tantos.

Xabi Alonso frente a la Selección de Francia

Aquel día este bloguero, cumpliendo las debidas tradiciones, acudía a una boda  de dos parientes de mi mujer ; tras una ceremonia civil  entrañable  , debía desplazarme a unos cuantos kilómetros de la ciudad, a un hotel restaurante en la vía del Camino de Santiago ; como buen vividor, en la bodas me fijo, sobre todo, en la comida y las viandas a los invitados , ya que siempre esta parte es una de las mas recordadas  ;  aquel día, la lucha por conseguir un trozo de jamón en el cóctel era algo parecido a las Termopilas, ya que bien sabemos todos el hambre que se pasa durante la ceremonia de una boda (tema que merece un post)  y el vino , algo escaso en el cóctel, no auguraba nada bueno ;  obviamente, acerté de pleno, ya que el menú no estaba a la altura de la fantástica gente de la boda, pero sí del lugar.

Mientras los primeros platos llegaban, a la mesa llegaron también los vinos seleccionados para la boda ; recuerdo que el blanco era un verdejo cuyo nombre no me pude quedar, no por nada especial , sino que cumplió bien su labor, pero del tinto…..del tinto os hablo ahora.

Un Ribera del Duero, llamado Raúl Calvo CR 09 aparecía en la mesa; mis ojos fueron rápido a la añada, esperando lo mejor, pero pronto empezaron los problemas ; el primero, que no fue culpa del vino, era la temperatura de servicio , ya que el vino estaba casi en ascuas;  llamé al camarero y le pedí un faja térmica, pero me contesto que solo había dos cubiteras para todo el restaurante, y ya no quedaba ninguna libre para nuestra mesas ; mal, mal, muy mal ; el vino presentaba un color rojo cereza de capa altísima, con un vivo ribete amoratado, presencia y poderío, que duro lo que tarde en meter mi  nariz en el , y una combinación de olor químico, esmalte, algo de madera y fruta roja compotada, me llegó hasta el alma, destrozándome como la flecha de Páris a Aquíles ;  recuerdo como busque otra botella, con la mejor de mis caras, por si acaso esa estuviese mal, pero las tres, tres que probé, estaban igual ; en boca el vino, tras airearse mucho, presentaba un cuerpo medio, algo de fruta, pero tremendamente caído, ligero, por no decir flojo, y me pasó algo que  nunca antes me había pasado, me lancé al blanco, como un poseso.

Meses después, durante las fiestas navideñas, me abrí la botella que nos regalaron como recuerdo, buscando algo nuevo en ese vino que tan mal rato me hizo pasar ; no se acababa de eliminar ese aroma a esmalte, aunque se entreveía algo más de fruta en nariz, y también algo más de humedad, mientras en boca se había convertido en un vino aún mas plano. No he querido ni buscar el precio del vino, solo pediros que tengáis una reserva cuando lo veáis; lo mejor es que me recordó aquel día de tan memorable Victoria.

R.

Raúl Calvo Crianza

Burgos CEG 2013

2 comentarios sobre “Sobre los sacrílegos y sus sacrilegios parte VII

  1. Ayyyy el mundo BBC, lleno de picaresca y de pícaros que se aprovechan de la alegría e ilusión de los contrayentes para asestarles golpes en los riñones a base de calduzcos que de vino tienen solo el (hinchado) precio por un inexistente servicio en un restaurante… Buena reflexión, Rafa, y tendrías que haber dicho el nombre de la casa de pícaros

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  2. Una pena, ya que todos sabemos el trabajo que suponen los preparativos de una boda. Pero también demuestra que hay que cuidar hasta el más mínimo detalle y que el maridaje es una de las cosas más importantes en un banquete.

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