Resulta fascinante como al final, un eclipse de luna como el que pudimos disfrutar el pasado viernes, vuelve a llevarnos a un estado en el que nos sentimos tan insignificantes, en nuestro pequeño planeta perdido en la Vía Láctea. Mientras contemplaba el fenómeno, con la luna roja y oscura como un vino tinto, imaginaba como estarían nuestros ancestros, esperando la luz de la luna llena para cazar, y encontrarse que esa luna , estaba oculta. Supongo que el miedo, como el frío que los eclipses solares nos hacen sentir, debía helar su sangre, y una gran sensación de alivio llegaría a sus vidas al ver que la sombra se iba y la luz volvía a cubrir sus cielos . En pleno siglo XXI, cuando todos somos rehenes de la razón pura -menos los terraplanistas – estas pequeñas manifestaciones naturales nos vuelven a colocar en nuestro sitio, como meros arrendatarios temporales de nuestro planeta azul. En mi terraza iba gozando de este vino, mientras esperaba la luz.
El Javier Sanz Bruñal 2017 está elaborado por la bodega Javier Sanz Viticultor desde La Seca , siendo una bodega adscrita a la D.O.Rueda, aunque este vino lleve la contra de Vino de la Tierra de Castilla y León, al no estar la uva bruñal incluida dentro del reglamento del consejo. La procedencia de la uva es la zona de Arribes del Duero, pero se han aclimatado bien a los viñedos de la zona de la Seca, viñedos de apenas 10 años, en espaldera y que permiten una producción actual de 5000 botellas ; las uvas se vendimian a mano, y tras un proceso de despalillado, se introducen en depositos de acera, fermentado a 24 grados con periódicos remontados , antes de efectuar la fermentación malolactica en barrica de roble frances y americano, con una crianza final de cuatro meses . En entradas anteriores aporto más datos de esta bodega, no siendo este el único vino tinto que elaboran, vease el V Colorado . El que hoy nos ocupa presenta un color rojo picota de capa alta, ribete frambuesa, lagrima densa y persistente con un volumen alcohólico del 12,5 % . Interesante nariz, con un buen juego entre fruta roja fresca, alguna nota herbacea, junto con otros aromas (Mario Estévez en su blog El Baranda apuntó naranja sanguina, y estoy totalmente de acuerdo con él) , notas minerales y un punto balsámico, sin notarse la madera en modo alguno, regaliz rojo, vino muy franco con una uva poco conocida (no se copia de otras) . En boca entrada amable, cuerpo medio, vino de trago largo y discreta persistencia, apareciendo la madera solamente en el retronasal, estando en todo momento muy en segundo plano.
Un vino asequible, placentero y muy bien hecho, que nos permite una buena aproximación a esta uva poco conocida. Volveré a él mas adelante ya que me peleé bastante con la temperatura de estos días de julio, y debo darle una segunda vuelta .
R.